En busca de centrales más económicas y limpias, la nueva tecnología combina la fisión nuclear (utilizada en los reactores convencionales) y la fusión nuclear para reprocesar residuos radiactivos y generar de paso energía, reduciendo los costes y el peligro del almacenamiento de las centrales convencionales. El sistema, denominado "Fuente de Fusión Compacta de Neutrones" (CFNS en sus siglas inglesas), elimina los sedimentos radiactivos producidos en los "reactores de agua ligera", utilizados en las centrales nucleares antiguas. En Estados Unidos, por ejemplo, hay más de 100 centrales de este tipo, que sólo pueden destruir el 75% de sus residuos radiactivos. El 25% restante, de larga vida radiactiva, y conocidos como sedimentos transuránicos (un subproducto del uranio), tienen que depositarse en grandes almacenes geológicos, con los consiguientes costes y riesgos.
Una CFNS podría destruir los residuos de entre 10 y 15 reactores convencionales. Además, durante el proceso se genera un calor que puede transformarse en electricidad. Para ello, la CFNS, del tamaño de una habitación pequeña, utiliza un "tokamak de botella magnética", una máquina capaz de confinar plasma de fusión a altas temperaturas (más de 100 millones de grados centígrados) durante el tiempo necesario. El tokamak se habilita por un sistema desarrollado por los investigadores de la UT, denominado "Super X Divertor", capaz de manejar la enorme cantidad de calor y flujo de partículas sin destruir el aparato.
Fuente: Alex Fernández Muerza