La prótesis cuenta con un esqueleto de acero y aluminio que sustituye a huesos y articulaciones y de un relleno blando en el lugar de los músculos y tendones de una mano real, además de una funda que imita a la piel.
Su funcionamiento se basa en la aplicación de dos electrodos al paciente, uno sobre el músculo extensor y otro sobre el flexor, a través de los que el organismo consigue trasmitir sus órdenes de movimiento con el Sistema Bass, un 'software' de transmisión de datos usado en Biónica que permite ganar en apariencia y agilidad.