¿Sabremos alguna vez la verdad de los atentados del 11M?
Han transcurrido dos décadas del atentado más sangriento de la historia de España y aún son muchas las preguntas sin respuesta. Ramírez señala que no todo está escrito sobre los atentados en Madrid. Incide en que todavía hay muchas interrogantes sobre los hechos y que hay personas que tienen información pero que todavía no han hablado de lo que saben.
Todavía se busca la verdad cuando están a punto de prescribir los delitos que cometieron tanto aquellos que participaron en la génesis y ejecución del 11M como los que pudieron intervenir en la presunta trama de encubrimiento. El objetivo de estos sería ocultar la verdadera factura de un atentado que sirvió a los supuestos aliados internacionales de España para sus propios intereses.
Personas que ocuparon puestos de responsabilidad en las más altas instancias del poder (nacional y extranjero), así como determinados actores secundarios cuyo testimonio nunca ha sido recogido, arrojan aquí algo de luz sobre este juego de humo y espejos que se puso en marcha justo después del estallido de las bombas.
Estas claves ocultas se descubren en esta obra excepcional, rigurosa y esclarecedora, con el objetivo de remover conciencias y aspirar a que se llegue al fondo de un gran abismo en el que, al menos hasta ahora, casi nadie ha estado dispuesto a asomarse. Y los que lo han hecho no están aquí para contarlo.
Ramírez descarta que las cúpulas del PSOE y del PP supieran de los atentados previamente aunque si hubo cosas alrededor de ese atentado que genera muchas preguntas como algunas operaciones antiterroristas y cómo los socialistas aprovecharon políticamente el hecho de cara a las elecciones.
«La seguridad que no fue Al Qaeda la tiene el propio Tribunal del 11M, que si uno se lee la sentencia, no aparece Al Qaeda por ningún sitio. Si es verdad que aparece un componente islamista pero las células no tenían relación con esa banda”.
En cuanto a la posibilidad de que haya sido ETA, si bien no descarta que pudo haber sido un comando al margen de Otegi -ni tampoco deja fuera que haya habido algún tipo de colaboración o de conocimiento por parte de la banda sobre los hechos- considera que esa argumentación fue usada más para tapar la posible implicación de un aliado externo de España. Señala que es la hipótesis que manejaba Fernando Múgica y que tenían más relación con países de la OTAN que con los otros sospechosos.
Resalta que este atentado guarda una relación “política” con los atentados en Estados Unidos y Londres porque fueron usados como un argumento para justificar esa ‘guerra contra el terror’ que se dio en medio-oriente, ante el riesgo que tenía Europa de sufrir ataques. También detalla que fueron usados para adelantar normativas que han permitido configurar un estado policial y de espionaje global.