Las 439 centrales nucleares mundiales de segunda y tercera generación que funcionan en todo el mundo ya esperan relevo. Los responsables de la cuarta generación tienen entre manos cuatro objetivos fundamentales, como explica José Santamarta, del Instituto World Watch en España: aumentar la seguridad de la utilización de la energía nuclear; producir menos residuos y de menos toxicidad; incrementar su competitividad económica con respecto a las centrales actuales, y que no se favorezca la proliferación de armas nucleares.
Los reactores nucleares superarán el 16% actual de la generación energética mundial y podrían alcanzar el 22% en 2050
Por ello, los defensores de la industria nuclear, así como diversos expertos, han depositado sus esperanzas en esta nueva generación. Por ejemplo, James Hansen, científico de la NASA, asesor de Al Gore y pionero en alertar sobre el cambio climático, ha afirmado que estos nuevos reactores pueden ser parte de la solución a dicho problema, ya que no emiten gases de efecto invernadero.
En este sentido, desde el sector nuclear insisten en las ventajas de esta energía, a la que presentan como una alternativa real a un petróleo cada vez más caro y escaso, mientras aseguran que los actuales niveles de seguridad y transparencia de la industria alejan el fantasma de accidentes como el de Chernobil.
Sin embargo, los detractores de la energía nuclear no consideran tan positivo el desarrollo de estos nuevos reactores. Santamarta señala que continuarán los mismos inconvenientes que persiguen a la energía nuclear, si bien reconoce que las nuevas centrales tendrán más seguridad y disminuirán la cantidad de residuos radiactivos, aunque no conseguirán su eliminación, matiza.
En cualquier caso, el desarrollo de los nuevos reactores parece cuestión de tiempo. Las estimaciones más optimistas apuntan a 2030, aunque el año pasado, Francia afirmó que su objetivo era lograrlo en 2020.
Para ello, el consorcio Generation IV International Forum (GIF) reúne desde el año 2000 a las principales potencias nucleares y a otros países interesados en esta nueva tecnología: Estados Unidos, impulsora de esta organización, Reino Unido, Suiza, Corea del Sur, Sudáfrica, Japón, Francia, Canadá, Brasil, Argentina, Unión Europea (a través del Euratom), China y Rusia.
Por su parte, España no participa en dicho consorcio como resultado de la decisión gubernamental de no seguir apoyando la energía nuclear. Sin embargo, tampoco se puede afirmar que se encuentre al margen: forma parte del Euratom, incluido como un miembro más del GIF, y de la Plataforma Tecnológica de Energía Nuclear de Fisión (CEIDEN), que cuenta con un grupo de trabajo especializado en estos nuevos reactores. Asimismo, diversas empresas españolas también trabajan en proyectos de cuarta generación.
La energía nuclear, en aumento
La cuarta generación no es sólo una evolución lógica de las centrales nucleares, sino también una necesidad del sector. Al ritmo actual de consumo, las 439 centrales nucleares mundiales podrían acabar con su combustible, el uranio, en un siglo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Las previsiones de este organismo indican que el uso de esta fuente de energía aumentará en los próximos años: los reactores nucleares superarán el 16% actual de la generación energética mundial y podrían alcanzar el 22% en 2050. Para lograr estas cifras, los expertos de la OCDE estiman que se tendrán que construir 54 reactores cada año entre 2030 y 2050. Y así lo han asumido en algunos países: en la actualidad, más de 90 nuevas plantas están aprobadas y en la etapa de planificación, mientras que por lo menos el doble han sido propuestas, según la Asociación Mundial Nuclear.
En concreto, Estados Unidos cuenta con solicitudes para unos 20 reactores, y China planea cuadruplicar su capacidad nuclear para 2020. En la UE, los 151 reactores en funcionamiento (un tercio más que en EE.UU.) proporcionan el 30% de la electricidad consumida por los europeos. Destaca el caso de Francia: es el principal productor nuclear europeo, hasta el punto de que el 78% de la electricidad consumida en este país proviene de sus centrales.
Principales proyectos de cuarta generación
La tecnología de cuarta generación se centra principalmente en seis tipos de reactores, que se diferencian básicamente en el refrigerante que utilizan. En este sentido, los expertos hablan de dos grupos de reactores, los termales y los rápidos. En el grupo de los reactores termales se encuentran los siguientes modelos:
Reactor de muy alta temperatura: se prevé que pueda alcanzar temperaturas de 1.000° C. Asimismo, se espera que sirva para la producción de hidrógeno. En este caso, se cree que una versión de este sistema, denominado "Planta Nuclear de Nueva Generación", podría estar finalizada en 2021. Reactor supercrítico de agua: utiliza como fluido agua cuya temperatura y presión se encuentran en su punto crítico termodinámico. De esta manera, se confía en aumentar su eficiencia térmica y su sencillez como planta. Su principal objetivo es generar electricidad a bajo coste. Reactor de sal fundida: recibe este nombre porque su refrigerante es dicha sustancia. En cuanto a los reactores rápidos, también se trabaja en tres sistemas distintos:
Reactor rápido refrigerado por gas: su objetivo es conseguir una mejor eficiencia en la conversión del uranio y en la gestión de los actínidos (elementos químicos esenciales en el proceso de obtención de energía atómica). Reactor rápido refrigerado por sodio: sus responsables pretenden aumentar la eficiencia del uso de uranio y eliminar la necesidad de isótopos transuránicos (elementos radiactivos con número atómico mayor que 92). Reactor rápido refrigerado por plomo: su enfriamiento se produce por convección natural, y también se cree que podrá utilizarse para producir hidrógeno mediante procesos termoquímicos.
Autor: ALEX FERNÁNDEZ MUERZA