La ganadora recibió un premio de 13.500 euros y se convertirá en la portavoz de la Fundación Miss Tierra y del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), así como otras organizaciones ecologistas.
Las concursantes han estado viajando por Filipinas durante un mes promocionando los productos de las empresas patrocinadoras del certamen.
La final se disputó en la isla tropical de Boracay con las playas de fina arena y aguas color turquesa.
Tambien resultaron premiadas la más fotogénica (República Checa), la mejor en traje de baño (Filipinas), la mejor con vestido nacional (Tanzania), la mejor en traje de gala (Filipinas), la de mayor talento (Tahití) y la de mayor simpatía (Suiza).