En el contexto de una profunda crisis económica y social que afecta a Europa y, con especial dureza, a España, Can Fabes también ha tenido que sortear grandes obstáculos y dificultades, aún así, en los últimos cinco años ha hecho una inversión de 3.300.000 euros con el objetivo de continuar aportando dinamismo al sector, difundir la calidad de la cultura mediterránea y recibir al mejor turismo de España y del mundo. Para ello, “hemos llevado a cabo una renovación de las infraestructuras, como la fachada de la parte antigua, con carteles y nueva iluminación; el comedor, con elementos decorativos que aportan calidez y mejoran la sonorización; y la nueva página web. Además de seguir apostando por la modernidad y las raíces clásicas de nuestra cocina con una renovación sustancial de nuestro capital humano, formado por 200 personas”, añade Santi Santamaria.
En este sentido, ambos chefs emprenden ahora una nueva aventura de negocio enfocada en la consagración y difusión de sus principios básicos el producto autóctono, la cocina clásica a la vez que evolutiva y el buen saber hacer. Unas bases que ya se han exportado a Dubai y Singapur y que pretenden seguir expandiendo sin perder el sello de Can Fabes.
Como restaurante, Can Fabes ha tenido desde sus inicios, hace 30 años, la vocación de contribuir positivamente a la gastronomía catalana, favorecer el turismo de calidad y mostrar una cocina de carácter local con personalidad y, al mismo tiempo, con proyección universal. Un trabajo reconocido con tres estrellas Michelin, que lo han convertido en el primer restaurante de Catalunya en conseguirlas en tan sólo seis años, y el único en mantenerlas ininterrumpidamente hasta la actualidad. Desde la consecución de la primera en 1988, su evolución ha sido constante y sólida, perfilando un restaurante que ha conseguido ser un referente en el ámbito profesional internacional y de prestigio entre los aficionados a la buena mesa.