El artista estaba en el balcón de su estudio, frente al Tibidabo, pensando en lo caprichosa que era la inspiración que en ese momento le había abandonado. Sentía más que nunca el vértigo de tener ante sí un lienzo en blanco. De repente, un ruido profundo precedió a un deportivo rojo, potente, rojo, enérgico, rojo, opulento, rojo…. Un torbellino poderoso. Y su retina quedó inundada de un rojo pasión que tiñó su mente.