El lanzamiento es un homenaje a los pocos que en los años 80 y 90 evitaron el cierre definitivo de Ardbeg y mantuvieron vivo el espíritu de la destilería, hoy propiedad del grupo LVMH. Durante los años 1980 y 1990, el futuro de Ardbeg fue incierto y estuvo a punto de cerrar de forma definitiva hasta que The Glenmorangie Company, del grupo LVMH, compró la destilería en 1997 y evitó su completa desaparición.