Andy Murray (GB) ganó al español Rafael Nadal por 6-3,4-6 y 6-0 en una agónica final del torneo de Rotterdam, en la que el español volvió a demostrar su profesionalidad manteniéndose en el campo y terminando el partido a pesar de los dolores musculares que sufría en su pierna derecha. Lo más lógico para él hubiera sido retirarse para descansar y no forzar una lesión más fuerte, pero el número uno del mundo lo es no solo por su calidad, sino por su carisma y su profesionalidad como señal de respeto hacia su adversario, a quien le ofreció la posibilidad de terminar victorioso un partido frente al número uno mundial.