Caroline Scheufele le propuso una nueva interpretación del famoso trofeo que recompensa a la película ganadora: un tallo delicadamente curvado sobre una base en forma de pequeño corazón, un guiño al símbolo de la Casa, cuyas hojas parecen haberse detenido en pleno movimiento, todo ello sobre un cojín de cristal de roca en forma de diamante talla esmeralda. Este precioso detalle otorga un estatus único a la Palma de Oro, puesto que no hay dos cristales de roca idénticos…
En 2000, a este simbólico objeto se le unieron dos “mini palmas”, réplicas exactas de su hermana mayor, que premian a la mejor interpretación masculina y femenina. Todas estas Palmas están fabricadas a mano en los talleres de la Casa Chopard por sus artesanos. Símbolo de talento y reconocimiento, el trofeo del Festival de cine más emblemático del mundo está ya íntimamente ligado a la historia de Chopard.
Fuente: Chopard