Lo que ayer estaba de moda, mañana está totalmente out y pasado mañana, ya es retro-vintage y se vuelve a llevar. La moda, el escaparatismo, la tecnología, la música, el cine, la cultura urbana, la literatura son los conceptos que estudian y que luego ponen a disposición de sus clientes para que tomen la base de lo que se va a llevar en las próximas colecciones.
La moda de la calle les inspira, así como los looks que se pueden ver desfilando fuera de la pasarela en las Fashion Week de las grandes capitales de la moda. Japón, Nueva York, Londres o Milán son los puntos neurálgicos donde se “cuecen” las nuevas tendencias”.
Todo esto marca un estilo que se va a convertir en tendencia conforme el público lo acepte o no. Sin embargo, antes de que se materialicen las predicciones del futuro de la moda, se realiza un proceso de análisis de las formas, los materiales, los colores, los tejidos, los grafismos… todos estos detalles se estudian con meses de antelación, y más adelante, aproximadamente un año antes de que el común de los mortales siquiera lo intuya, se procede a especificar el estilo de las tendencias clave de forma segmentada: mujer, hombre, casual, chic, denim...
Estos visionarios ayudan a las grandes marcas mostrándolas las tendencias del sector, lo que ocurre en todo el mundo, y aquello que aporta inspiración para convertir ideas en nuevos productos. Como si de adivinos se tratara, estos profesionales se anticipan al futuro y a los gustos de los consumidores. Detectan las señales y las convierten en moda en un mundo cada vez más condicionado por la fast-fashion, por los cambios de colección de semana en semana. Sus indagaciones dan paso a las grandes pasarelas, lugar de prueba, eso sí cada marca adoptandolas a su propio estílo. Si el público las acepta saldrán a la calle.