Naturalmente las dasluzettes se mueven en un círculo social similar al de sus clientas y comparten con ellas amistades y relaciones. Daslu, que recibe a sus fieles varias veces por semana, dispone de salones privados interconectados en los que las compradoras se prueban las novedades de las firmas. En la planta de moda femenina no se permite el acceso a los hombres y hay guardias de seguridad para hacer cumplir la norma. 'El ambiente en Daslu es como de club y deliciosamente animado. Las clientas vienen desde Río y Salvador, Argentina y Perú. Todo el mundo se conoce y hay un montón de besos en el aire'.
Natalia Sanmartin Fenollera