La tradición de los relojes clásicos rusos, los más valorados del mundo, vuelve a extenderse por Europa de la mano de una nueva generación de emprendedores, formada a raíz de la apertura del país y liderada por el ingeniero moscovita Alexander Shorokhoff. Estos relojes son los herederos de aquellos utilizados por los astronautas soviéticos en sus aventuras espaciales, que ganaron fama internacional por su precisión y resistencia.
Alexander Shorokhoff, reconocido como uno de los diez mejores relojeros del Viejo Continente, encabeza esta nueva moda en Europa con sus relojes de estética singular e inconfundible, una de las grandes diferencias de la Marca. Los cronógrafos y relojes Alexander Shorokhoff, además, son los únicos que se comercializan con la garantía de haber superado 500 horas de prueba y la firma autógrafa del operario encargado de su montaje definitivo.
Rusia cuenta con la mejor tradición relojera del siglo XX, tan sólo superada por Suiza. Desde la última época de los Zares hasta la caída de la Unión Soviética se desarrollaron más de una veintena de grandes marcas, famosas por su originalidad y sus elevados volúmenes de producción. Esa carrera interrumpida a principio de los noventa se ha relanzado gracias a una nueva generación de relojeros y emprendedores como el ingeniero moscovita Alexander Shorokhoff, que creó su propia marca en 2004.
Los relojes rusos se han caracterizado tradicionalmente por sus soluciones innovadoras, su resistencia a los esfuerzos más implacables y su peculiar estética que combina rasgos clásicos con guiños alusivos a la tecnología más vanguardista del momento. Estos relojes tenían, además, unos precios asequibles, fruto del importante desarrollo industrial experimentado por el sector a lo largo de su historia.
El gran desarrollo técnico de las marcas de relojes rusos les permitió mantenerse fieles a los movimientos clásicos, mecánicos y automáticos, cuando la fiebre de los movimientos de cuarzo se extendió desde Japón y Suiza. Sus avanzados procesos de producción permitieron amortiguar los costos extras de estos movimientos clásicos exclusivos, que siguen asombrando a todos los amantes de los relojes tradicionales.
Esa filosofía de trabajo es responsable de unos relojes absolutamente fieles a los cánones clásicos, que vuelven a despertar la pasión de todos los aficionados europeos y buscadores de piezas exclusivas.
Alexander Shorokhoff lidera la nueva corriente relojera
La Marca Alexander Shorokhoff, comercializada en España de la mano de la empresa de distribución CI&R, encabeza esta tendencia imparable con sus cronógrafos y relojes de lujo. Son piezas de estilo inconfundible, desarrolladas por especialistas rusos, que se fabrican y ensamblan artesanalmente en Alemania, en la localidad de Alzenau, muy cerca de Frankfurt, para lucir así un sello muy exclusivo: “ Made in Germany”, Hecho en Alemania.
Para dar idea de la minuciosidad del trabajo en Alexander Shorokhoff basta decir que cada reloj de la Marca supera un proceso de prueba de 500 horas y que el técnico encargado de su montaje definitivo firma, de puño y letra, el libro de características técnicas, que recoge todas las peculiaridades de la pieza. Los procesos de grabación, de moleteado y de ensamblaje definitivo son tan exquisitos como los que dieron lugar a los huevos de Fabergé, con sus complicados mecanismos ocultos, la joya por excelencia en el final del siglo XIX.
Estos relojes para mujer y para hombre, con un precio medio en el mercado español de 4.500 euros, rinden homenaje, además, a los grandes artistas de la Rusia eterna: Tolstoi, Dostoevsky, Pushkin o Tchaikovsky. Así como a los grandes deportistas contemporáneos, como el boxeador Kostya Tszyu. Todos estos modelos componen la colección Grandes Maestro Rusos de la marca.
Movimientos mecánicos y automáticos, verdaderos clásicos
Las piezas relojeras de Alexander Shorokhoff , siempre fieles a los movimientos mecánicos o automáticos, refuerzan su singularidad con soluciones técnicas y estéticas muy poco habituales. La corona de los modelos Fedor Dostoevsky se sitúa a las 12 horas, mientras que los relojes Peter Tchaikovsky utilizan cajas divididas en dos partes para transformar el reloj de pulsera en un reloj de sobremesa con alarma sonora.
La creatividad patente en cada reloj Alexander Shorokhoff alcanza su cota máxima en las piezas Skeleton. Los adornos aplicados a todos los puentes, pletinas y ruedas multiplican el gran impacto visual generado por los rubíes y la tornillería de fantasía.
El cliente de Alexander Shorokhoff puede personalizar, además, cada cronógrafo o cada reloj con sus iniciales, convirtiendo así el modelo elegido en un ejemplar único, irrepetible.
{yoogallery src=[/media/k2/galleries/6012] width=[100]} |