Has pasado casi tres años trabajando en este proyecto. ¿Qué fue lo que llevó más tiempo?
Lo que llevó más tiempo fue la complejidad de poner de acuerdo a 16 organismos. Es natural. Entre ellos estaban la ciudad de Nueva York, la de Jersey, el Estado de Nueva Jersey, el Liberty State Park, la Estatua de la Libertad, la Ellis Island, el Departamento de Protección Medioambiental, los distintos departamentos de policía, etc.
¿Qué otros obstáculos tuvisteis que salvar para lograr la organización de una carrera en el corazón de las ciudades de Nueva York y de Jersey?
Yo prefiero llamarlos ‘desafíos’. Como Director de Carrera, mi atención estaba centrada en la Administración Aérea Federal (FAA, en sus siglas en inglés). Tenemos tres de los aeropuertos más grandes del mundo separados entre ellos por unos 20 o 25 kilómetros y justo en medio está nuestra zona de carrera. Es, con toda probabilidad, la zona aérea de más tráfico del mundo y nosotros estamos en el epicentro. Conseguir que la FAA nos entendiera y apoyara nuestro proyecto fue un proceso casi interminable. Lo que ellos querían saber con todo detalle era nuestro compromiso con la seguridad, la manera que tenemos de diseñar el trazado, cómo entran y salen los pilotos del espacio aéreo de carreras, las restricciones temporales de vuelo, etc. A este respecto, nunca se ha tenido que restringir el tráfico aéreo cuando hemos traído el Red Bull Air Race a los Estados Unidos, pero en Nueva York no hay otra alternativa. Lograr que todo el mundo nos entendiera y estuvieran en la misma frecuencia, llevó bastante tiempo.
¿Qué nivel de congestión aérea puede haber en el área de Nueva York? ¿Y puede ser que la restricción temporal afecte a los aeropuertos internacionales?
En esta región hay entre 50 y 100 aviones en el aire a la vez, en todo momento. Hay un total de cuatro aeropuertos en la zona: Teterboro, Newark, La Guardia y el JFK. Piensa que estos son aeropuertos enormes. No hay manera de interrumpir su afluencia de vuelos, así que nuestras restricciones no llegan a esas pistas. Por situación, estamos cerca del aeropuerto de Newark. Nuestro aeropuerto de salida es el Aeródromo de Linden, a unos 10 kilómetros al sur de Newark, cerca del corredor central. Los aviones del campeonato vuelan mucho más bajo que los aviones comerciales, pero en más de una ocasión, los pilotos verán a los 747 y los 380 volando por encima suyo.
¿A qué distancia está el aeródromo de Linden del trazado?
Por motivos de seguridad y tráfico aéreo, los pilotos tardarán unos cinco minutos para llegar al trazado. Desde que despegan, han de ir al sur y volar sobre Staten Island, después hacia el Puente Verrazano-Narrows y, entonces, subir por el Hudson. Más o menos, son unos 29 kilómetros.
¿Cuál fue la reacción de las autoridades cuando hablasteis con ellos por primera vez sobre organizar una carrera de este tipo en Nueva York?
La reacción inicial típica de la gente que ya sabía qué era el Red Bull Air Race era: ‘es genial, pero eso no va a pasar nunca aquí’. Y, entonces, también había la gente que no sabía nada acerca del campeonato y decían: ‘tiene buena pinta, pero eso no va a pasar nunca aquí’. Porque, si realmente piensas en ello, no sólo tienes un espacio aéreo muy congestionado, sino también los monumentos icónicos de Ellis Island y la Estatua de la Libertad. Además, estás en este entorno político que se muestra muy susceptible con los temas aéreos. Es un tema espinoso. Y, por lo general, cuando tienes temas espinosos como éste y le preguntas a la gente que se encarga de dar los permisos en este ámbito si puedes hacer algo (un evento, etc.), su reacción inicial casi siempre será negativa. Dicho esto, más adelante, cuando insistimos y fuimos explicándoles qué queríamos hacer de manera más detallada, pasaron de responder ‘no’ a decir ‘bueno, déjame ver qué puedo hacer’. Y después de un cierto tiempo ya decían ‘¿sabes qué? Creemos que se puede hacer’. Fue este tipo de proceso.
¿Cómo lograsteis convencer a los estamentos oficiales para organizar la carrera?
Creo que el mérito es del Red Bull Air Race en general. Además, haber logrado este hito es un enorme cumplido a la manera profesional en que nosotros, como empresa, llevamos nuestros negocios. Con este tipo de organismos reguladores, se trata de tener una credibilidad sólida. Nosotros debíamos establecer nuestra credibilidad con ellos, no sólo a través de la interacción personal mediante reuniones informativas y presentaciones, sino también con la colaboración de otros grupos del país con los que hemos trabajado en el pasado y que nos han ayudado en este proceso. Hubo gente en San Diego y Detroit que hablaron con las autoridades de Nueva York y de Nueva Jersey y les dijeron: ‘sí, hemos trabajado con ellos. Sí, son muy profesionales. Y sí, lo que os están explicando es exactamente lo que van a hacer’.
¿Ha ayudado el hecho de que el Red Bull Air Race haya organizado 48 carreras por todo el mundo en ocho años?
Lo cierto es que a ellos no les importa lo que hayas hecho en otros países, porque cada lugar tiene sus propias reglas. Ellos te dirán: ‘es fantástico que hayáis ido a Budapest, pero nosotros no os dejaremos volar por debajo de ningún puente.
¿Quieres decir que las pruebas celebradas en San Francisco, San Diego, Monument Valley y Detroit son las que más importancia han tenido?
Exacto. Lo que ellos querían saber de verdad era qué habíamos hecho en los Estados Unidos, con quién habíamos trabajado y, entonces, intentaban averiguar más detalles. Éste ha sido nuestro objetivo en los Estados Unidos: cimentar nuestra credibilidad organizando carreras en diferentes lugares, año tras año.
¿Hubo inquietud por el hecho de volar cerca de monumentos nacionales del área de Nueva York?
Por supuesto. Convencerles para organizar una carrera aérea cerca de un símbolo como la Estatua de la Libertad fue un asunto difícil. En este caso, pude usar la comparación de volar cerca de los portaaviones en las carreras de San Diego. Allí, se nos permitió que diversos pilotos extranjeros volasen a unos 30 metros de un portaaviones nuclear, considerado como un activo nacional en los Estados Unidos. Gracias a esto, fue más fácil persuadir a las autoridades de Nueva York de que volar alrededor de la Estatua de la Libertad no iba a suponer ningún riesgo para la seguridad nacional.
¿Las autoridades de Nueva York han visto alguna otra carrera del Red Bull Air Race? ¿Qué es lo que buscan?
Sí, algunas autoridades han venido a ver la carrera en persona. La FAA no ha venido porque ya saben lo que hacemos. Las preguntas principales que se hacían las autoridades de Nueva York y Nueva Jersey eran: ‘¿qué tipo de beneficio obtendrá la ciudad?’ y ‘¿es seguro?’. Nosotros les mostramos un informe sobre el impacto económico que ha tenido el campeonato en el país y les explicamos que el Red Bull Air Race genera unos beneficios de millones de dólares a todas las ciudades que albergan una prueba. Todo el mundo, incluso Nueva York, quiere aumentar los ingresos provenientes del turismo. A los alcaldes de estas ciudades les gusta eso. Les gusta el impacto financiero positivo que genera en sus ciudades el Red Bull Air Race y les gusta la atención global que genera el campeonato.
Suena como si, al final, las autoridades locales se haya rendido al encanto del Red Bull Air Race…
Sí, sin lugar a dudas. No sólo están entusiasmados, sino que lo que me de verdad me impresiona es que son ciudadanos de Nueva York y van a por faena. Si quieren hacer algo, puedes estar seguro de que lo harán. Fue realmente impresionante ver cómo sus mentes cambiaron de ‘¿qué es esto? No deberíamos hacerlo’ a ‘sí, nos gusta, nos habéis demostrado que tenéis la credibilidad necesaria como para tomar una decisión a favor de vuestro proyecto’. Una vez han decidido hacerlo, han ido a por ello. Son ciudadanos de Nueva York y no pierden tiempo.
¿Cuándo ocurrió ese momento de cambio?
“Fue, más o menos, hace un año y medio. En un momento dado yo pasé de pensar ‘no sé si esto llegará a buen puerto en algún momento’ a ‘Dios mío, esta gente de veras quiere que esto funcione’. Cuando el alcalde de Nueva York, el de Jersey y la FAA empezaron a darme señales del tipo ‘sí, creemos que es posible hacerlo’ y obtuvimos la aprobación de todos ellos, es cuando empezó todo el proceso que nos ha llevado hasta la carrera”.
¿Qué papel ha jugado el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg?
“Resulta que el alcalde Bloomberg es piloto. Y como tal, apoya mucho a la industria aeronáutica y le gusta el mundo de la aviación en general. Creo que él siente que este evento es positivo para la ciudad y positivo para la aviación. Él es un buen abogado de este gremio. Obviamente, si el alcalde de Nueva York no quisiera que se organizara el evento, entonces no se habría hecho nada. Tuvimos mucha suerte de tener al alcalde Bloomberg de nuestro lado. También trabajamos con Evan Korn, Director Ejecutivo de la Oficina del Alcalde de Coordinación de Eventos en Nueva York, además de con el alcalde de la ciudad de Jersey, Jerramiah T. Healy”.
Tú eres de California. ¿Qué has aprendido de la gente de Nueva York?
“La gente de Nueva York muestra un escepticismo comprensible sobre este tipo de acontecimientos. Y lo curioso es que a ellos les encantan los grandes eventos. Una vez han decidido formar parte de algo grande, son los más entusiastas. No es de extrañar que quieran que ésta sea la mejor carrera del Red Bull Air Race de la historia. Son gente segura de sí misma y creen con firmeza que viven en la mejor ciudad del mundo. Y la verdad es que no les falta razón. Por eso tienen esa seguridad. Eso es lo que me gustó de ellos. Fue impresionante ver que, cuando se decidieron, su actitud era: ‘bueno, ya que vamos a hacerlo, tenemos que hacerlo al estilo de Nueva York’. Es decir, a lo grande. Para ellos, ha de ser genial y ha de ser enorme. Y no tengas ninguna duda de que va a ser así”.
¿Y qué parte de la carrera se hace en Nueva York y qué parte en Jersey?
"Este tema es verdaderamente curioso. Estamos en el espacio aéreo de Nueva Jersey, pero la autoridad portuaria es la de Nueva York. Así que Nueva York es la ‘propietaria’ del agua hasta orilla de Jersey, pero el espacio aéreo está controlado por Jersey. Dicho de otra manera: los pilones están en Nueva York y el espacio aéreo de la carrera ‘está’ en Jersey. Como podrás imaginar, éste era uno de los retos en cuanto a regulaciones se refiere”.
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