Uno de los mayores desafíos tecnológicos y de ingeniería es la medición de los datos que se producen, a consecuencia de las colisiones de los haces de partículas dentro del acelerador.
Alrededor del anillo se han instalado cuatro grandes detectores, con los que los físicos pretenden investigar nuevos fenómenos relacionados con la materia, la energía, el espacio y el tiempo. Para albergarlos ha sido necesario realizar enormes obras de ingeniería, como la construcción de varias cavernas en las que cabría un edificio de quince pisos. En su núcleo se producirán grandes colisiones de protones (partículas de la familia de los hadrones) a la velocidad de la luz, esto es, a unos 300.000 km por segundo. A máxima potencia, se producirán 600 millones de colisiones por segundo que generarán el brote de partículas. Algunas de éstas nunca han sido observadas hasta ahora.
Dos de los detectores, el Atlas y el CMS han sido diseñados para investigar el llamado Bosón de Higgs, una esquiva partícula elemental que encierra los secretos de la masa de los diferentes "ladrillos" subatómicos y que dotaría de una masa a otras partículas. Un tercero, el LHCb, tratará de dilucidar qué sucedió con la antimateria, presente a partes iguales con la materia, en el momento del Big Bang.
Once centros distribuirán los 15 millones de gigaoctetos de datos que se han recogido anualmente y distriuirán esta información en bruto a 200 instituciones del mundo, para su posterior análisis y archivo.
De esta forma, se podrán reproducir las condiciones que originaron el Big Bang, ya que el LHC penetrará en los misterios pendientes de la materia y el inicio del universo, hace 13.700 millones de años.
Sin embargo, también se han alzado voces en contra con teorías no probadas. Consideran que durante las colisiones, al igual que sucedió en el ?Big Bang? podría surgir una multitud de agujeros negros microscópicos, algunos de los cuales podrían volverse inestables y no desaparecer sin crecer, envolviendo progresivamente su entorno. Otros piensan que el peligro estaría originado por la materia extraña que se generará durante las colisiones y que podría contagiar sus propiedades a la materia ordinaria.
Los científicos están convencidos de que el universo alberga varias partículas mucho más pesadas de las que ahora se conocen y que se denominan materia negra. El Gran Colisionador de Hadrones facilitará la identificación y la comprensión de esta materia negra que conforma el 23% del universo, mientras que un 4% es materia ordinaria y el resto está constituido por energía oscura.
Este acontecimiento supone la confirmación de Europa como líder mundial en esta disciplina. El colisionador representa "un gran reto para la ciencia española", en palabras del presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el astrofísico Rafael Rodrigo, quien considera que los próximos años depararán importantes descubrimientos científicos, en los que la física española tendrá un papel "muy relevante". Por otra parte, durante la construcción del LHC se han generado importantes avances tecnológicos que también tendrán una gran repercusión en la sociedad, por sus implicaciones en física médica, informática y comunicaciones.
Fuente: ww.eroski.es, Alex Fernandez