Con un presupuesto de 6.200 millones de euros, se pone en marcha en Suiza el mayor acelerador de partículas del mundo, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), un colosal instrumento en el que han trabajado 10.000 científicos de cuarenta países y que constituye el mayor proyecto científico de los últimos años. El objetivo del LHC es ayudar a desentrañar misterios como la estructura última de la materia, las propiedades de las fuerzas fundamentales y las teorías que explican cómo evolucionó el Universo. Construido entre la cordillera del Jura, en Francia, y el Lago Ginebra, en Suiza y en el subsuelo, a una profundidad que oscila entre los 50 y los 150 metros, un túnel de 27 km, a lo largo del cual 1.740 imanes superconductores se encargarán de mantener los haces dentro de su trayectoria circular. Todo este inmenso proyecto se encuentra a una temperatura de -271º C, más fría que la que hay en el espacio interestelar y a sólo dos grados del «cero absoluto».
El Sincrotrón Alba es un acelerador de partículas capaz de observar estructuras moleculares como si fuera un grandioso microscopio. Se trata de una impresionante infraestructura en forma de hélice plateada que ha costado más de 200 millones de euros y que producirá un haz de luz microscópico de gran intensidad para conocer las estructuras moleculares de la materia. Alba es un sincrotrón de última generación, similar al de Diamond (Reino Unido) o Soleis (Francia).