El diseñador Yves Saint Laurent, el dúo creador de musicales Richard Rodgers y Oscar Hammerstein, y Michael Jackson lideran el ránking publicado por Forbes con los muertos famosos que más dinero ganan, relegando a la cuarta posición al que hasta ahora se mantenía inalterable en primera posición, Elvis Presley. Le siguen en esta cada vez más famosa carrera de ricos muertos, el escritor Tolkine, el dibujante Schulz, el cantante Lennon, el escritor Seuss Geisel, el científico Einstein, el escritor Crichton, el guitarrista Hendrix, el productor Spelling o el artista Warhol.
La arquitectura y el lujo son dos mundos condenados a entenderse. Como muestra, ahí está el caso del arquitecto neoyorquino Peter Marino, todo un gurú a la hora de crear edificios para soñar, que firma los proyectos de las mejores tiendas del mundo. Con un «look» de lo más «cañero» que recuerda a las vestimentas de los moteros de cuero y tacón cubano, Marino adquirió nombre y prestigio en los 70 después de decorar la casa de Andy Warhol en Nueva York. Supo aprovechar la jugada, y de inmediato recibió el encargo de crear todos los espacios de Barneys en Manhattan. Luego vinieron las casas de Yves Saint Laurent, de Agnelli y de importantes fortunas que querían tener al más reputado de los arquitectos en ese mundo. Por supuesto con Peter Marino no se habla de precios ni presupuestos: le gusta el estilo francés, acudir a los anticuarios para comprar obras de arte y levantar las mansiones por dentro para dar su toque personal. Como era de prever, Arnault se fijó en su talento y le encargó la restauración de la sede de Dior en la avenida Montaigne de París.