A tan sólo 30 minutos en tren y 50 minutos en coche desde Madrid, y 5 km de Segovia, las Destilerías están ubicadas en un entorno natural rodeado de montañas y valles y donde la naturaleza está presente en todo el recinto -a través del río Eresma- eliminando la sensación de encontrarse en un espacio industrial.
La visita a las Destilerías es una experiencia para todos los sentidos. Se puede apreciar la textura del grano antes de germinar, el olor de la turba tostándose, asistir a la transformación del grano en el ambarino líquido y degustar el fruto de todo el proceso, el whisky. Todo esto se disfruta en la visita guiada, en la que también se comprueba que la calidad radica en un cuidado proceso de elaboración casi artesanal.
Los visitantes recorrerán las distintos procesos de elaboración que abarcan la transformación de la materia prima natural –cebada, maíz, agua, carbón vegetal-, los procesos de germinado de la cebada y malteado, el destilado en los grandes alambiques pasando antes por las fases de molido, la fermentación y el envejecimiento en barricas.
La visita culmina con una cata comentada donde los asistentes aprenden a diferenciar entre los distintos elementos que han podido ver, oler y tocar previamente en la sala situada al comienzo del recorrido.
Uno de los grandes atractivos de la visita es que en las Destilerías se realizan, de forma integral, los principales procesos de elaboración del whisky: el malteado, el destilado de malta y de cereal. Prácticamente una primicia mundial, ya que, incluso en la mayoría de las destilerías de Escocia se produce cada fase en una planta diferente.
Además, las Destilerías son una de los escasos enclaves de Europa donde aún se puede ver, y disfrutar, el proceso tradicional de malteado así como las famosas pagodas utilizadas para ello, toda una rareza incluso para los propios escoceses.
Se trata de una visita que aúna negocios, turismo, naturaleza y ocio bajo un mismo concepto: descubrir el mundo del whisky.