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Las líneas del Flying Spur, todo aquello que realza su figura en el exterior, se consigue gracias a un exclusivo proceso de fabricación que Bentley ha conseguido desarrollar con las aleaciones de aluminio con las que fabrica sus carrocerías y con la aplicación de nuevas tecnologías para remarcar así el carácter propio que tiene siendo más dinámico y actual.
Podemos diferenciar al Flying Spur V8 del W12 con detalles sutiles como las dos salidas de escape dobles en forma de 8 de la parte trasera, o bien los anagramas con fondo rojo de la parte delantera, trasera y en los cubre bujes de las llantas.
Fiel a su origen se mantiene en el frontal cuatro faros redondos de nuevo diseño dotado de tecnología led, separados por una gran parrilla cromada en la que preside la “B” alada. Sus medidas lo dicen todo, ya que bajo los 5,30 metros que talla de largo, encontramos un compendio de elegancia, artesanía, tecnología y exclusividad, algo que solo se puede ver en un Bentley.
Quizás es más lógico pensar que el Flying Spur, al igual que su hermano mayor el Mulsanne, es para ser disfrutado desde las plazas traseras, pero conducirlos, sentirlos, también es un placer indescriptible. La suavidad de marcha que tiene, el confort, el no apreciar más que el sonido del interior, son algunas de las cosas que sientes al volante del nuevo Flying Spur.
Si bajo el capó delantero tenemos una joya, que es su motor, en el interior podemos llegar a tener una verdadera colección de ellas.
Abrimos la puerta, con la finalidad de sentarnos en el imponente y cómodo asiento de piel que encontramos tras el volante. Este, dispone de numerosos reglajes, así como de una función de masaje, por lo que una vez encontrada tu posición de conducción, ya te sientes como el dueño de un palacio. El olor que se desprende del cuero, cuyas pieles provienen de una sola granja, se enfatiza si cabe más todavía con la calidad que encontramos en un interior más propio de una mansión de los Hamptons, en la que cada detalle ha sido cuidado desde el inicio de fabricación del coche hasta que ha sido instalado en su interior de forma artesanal como las maderas que recubren el interior extraídas de una sola pieza y trabajadas a mano de forma artesanal por verdaderos ebanistas.
La consola central agrupa dos grandes esferas con una pantalla intermedia, que hace a la vez de ordenador de a bordo. En el centro de la misma, encontramos una pantalla de 7” táctil, desde la que se puede manejar, no solo la configuración del coche, sino el navegador o el sistema multimedia o de sonido. En la parte más baja, encontramos el selector del cambio que también puede ser utilizado desde las levas fijadas a la columna de dirección, tras el volante multifuncional que bien podría ser de madera o de piel bitono como el de esta unidad de pruebas.
Los pasajeros son los que más protagonismo toman a bordo del Flying Spur, por lo que desde sus sillones traseros provistos de los mismos reglajes que los delanteros, así como de la posibilidad de reclinarse, podrán disfrutar de su propio sistema multimedia, que se maneja por un mando digital que emerge de la consola trasera. Este mando activará las dos pantallas que encontramos en los reposacabezas delanteros, y nos permite ver la información de la navegación así como los datos del ordenador de abordo o manejar simplemente el sistema de entretenimiento para esta parte del coche sin la necesidad de tener que molestar al conductor.
El maletero, tiene una capacidad de 475 litros, está enmoquetado para no desentonar con el resto del coche, y el acceso al mismo es mediante un portón cuyo accionamiento es eléctrico.
En lo que a equipamiento se refiere, Bentley ofrece a sus clientes una larga lista de opciones, entre las que podemos encontrar una carta con 100 colores, diferentes configuraciones para las pieles del interior, pudiendo escoger entre dos tonos diferentes, llantas que pueden ir desde las 19” hasta las 21”, o elementos específicos que podemos encontrar dentro del pack Mulliner, con el que podemos ya concluir que difícil será encontrar otro Bentley igual que el tuyo.
Con el fin de acercarse a otro grado de clientes, Bentley ha dotado al Flying Spur del motor V8 que ya habíamos visto en el Continental GT. Un poderoso propulsor de 4 litros biturbo que desarrolla una potencia de 507 CV y un par motor de 660 Nm. Gracias a estas cifras, el Flying Spur acelera de 0 a 100 km/h en 5,2 segundos y consigue una velocidad máxima de 295 km/h. Este motor va asociado a una caja de cambios ZF de 8 velocidades, con la que según la marca se podría conseguir una autonomía de hasta 840 km, ya que homologa un consumo de 10,9 litros a los 100 Km.
Si bien el Flying Spur está pensado para conducirlo y disfrutarlo en trayectos largos, como las autopistas, nos hemos encontrado gratamente ante un coche muy dinámico, por lo que si en algún momento decides que te tienes que desviar de tu camino para disfrutar de algún paraje mientras conduces, o disfrutas como pasajero por alguna revirada carretera de montaña, puedes hacerlo sin ningún tipo de problema. Aun siendo un coche pesado y de talla XXL, se mueve con muchas soltura gracias a la elasticidad del motor V8, que acelera con brío bajo demanda. La seguridad viene garantizada por el sistema de tracción integral, así como así como al trabajo que Bentley ha realizado para conseguir un coche más rígido que su antecesor.
Son pocas las veces que tenemos acceso a realizar pruebas con coches como el Flying Spur. Coches que emergen de otro universo, que te hacen sentir especial cuando los conduces y más todavía si tienes la ocasión de disfrutarlos como pasajero, para hacer uso de toda la tecnología puesta al alcance de aquellos escogidos que puedan poseer una obra maestra, como lo es este Bentley.
Escrito por, Miguel Angel Solá
Agradecimientos
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- Configurador Bentley Flying Spur: http://ow.ly/xblNt
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- Fotografías: Cristóbal Arjona - Luxury News