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Han pasado ya cuatro años desde que el primer BMW Z4 viera la luz. En esta segunda generación, BMW ha dotado a este precioso cabrio de un techo rígido y ha llevado su imagen a la semejanza de otros modelos de la marca para adecuarlo a las actuales tendencias del mercado, y el resultado, ha sido como se puede ver en las fotos, más que satisfactorio.
La remodelación no solo ha sido solo en cuanto al diseño con respecto al Z4 anterior, sino también, en cuanto a motorizaciones, en la que la eficiencia ha llegado a este modelo con un motor de 1.8 litros y 156 cv de potencia para el modelo de acceso a la gama.
Lo primero que llama la atención de este coche, es su largo morro, el inmenso capó delantero, su altura de tan solo 1.291 mm de alto, y la gran distancia que encontramos entre ejes. En la parte delantera, encontramos en la ancha parrilla, dos faros redondos dobles con tecnología LED, así como un faldón de singular diseño que le otorgan al Z4 en conjunto una mirada de lo más atrevida.
La vista lateral del coche, con o sin capota es sencillamente preciosa, pues ambas opciones, realzan las líneas del diseño atrevido con el que BMW se ha lanzado a dibujar el Z4. En la trasera, los nuevos pilotos que están dotados también de tecnología LED dibujan cuando están encendidos, el final del coche.
Abrimos la puerta, entramos dentro, nos sentamos, y gracias a los numerosos reglajes de los asientos, que son realmente cómodos para realizar largos viajes, encontramos la posición de conducción ideal, claro está, es realmente deportiva, pues vamos literalmente pegados al suelo y en una posición muy retrasada con respecto al eje delantero del coche.
La calidad de acabados y materiales, es digna de la marca, y sin ver un interior que rebose lujo, está muy cuidado, encontrando elementos como los mandos del climatizador, que a nuestro parecer, el toque retro que le otorgan al interior, es un detalle a destacar.
El volante de tres radios, tiene el grosor ideal, un tacto de la piel muy agradable y agrupa algunas de las principales funciones del sistema de sonido, así como el control por voz o el teléfono. El cuadro de mandos, agrupa en dos enormes esferas el velocímetro y el tacómetro y ofrece al conductor una vista y lectura perfecta. Una pequeña pantalla digital sirve de apoyo como ordenador de a bordo.
La consola central cuenta con unas preciosas molduras en aluminio rectificado, agrupa los mandos del climatizador y el equipo de sonido que dispone de bluetooth para la conexión del teléfono.
En la parte más baja de la misma, encontramos la palanca del cambio, así como el mando para cambiar el modo de conducción entre Sport o Confort que modifican el tarado de la suspensión así como la respuesta del acelerador y la posibilidad de desconectar por completo del DSC y el control de tracción.
Si algo merece en este coche una mención especial, es el techo retráctil, cuto diseño no está reñido para nada con el gran trabajo que BMW ha conseguido para insonorizar el interior del habitáculo de los ruidos que provienen del exterior. Está compuesto de tres piezas, que en tres maniobras de aproximadamente 22 segundos, se repliega en el maletero, pudiendo hacer dicha maniobra en marcha hasta una velocidad de 30 km/h.
En la parte trasera encontramos el maletero cuyo volumen es de 310 litros y de 180 con el techo guardado en su interior. Para ganar espacio, el Z4, dispone de algún que otro hueco como el de la consola central, o en los laterales de las puertas, así como uno tras los asientos delanteros, que dispone de una pequeña red para guardar pequeños objetos.
El corazón que anima a esta Z4 es un motor de 4 cilindros, de 2.0 litros de inyección directa que ofrece una potencia de 184 cv, y es capaz de lanzarlo de 0 a 100 km/h en 6,9 segundos y darle una velocidad punta de 235 km/h. El sonido del motor, cuando lo subes de vueltas es ronco, quizás más propio de otro motor con más potencia, pero suficiente notorio para hacerte sentir especial al volante.
El nivel de eficiencia del motor se ve claramente reflejado en las cifras de consumo, ya que podemos hablar de 6,8 litros a los 100 en conducción tranquila, por autopista o carretera, y de 9,0 litros en una conducción un poco más radical. Ambas cifras, dado el nivel de disfrute, están más que justificadas en este vehículo.
La caja de cambios que montaba este Z4 era manual de 6 velocidades, cuyo tacto, típico de BMW es duro, pero a la vez muy preciso gracias al selector de marchas y el guiado que tiene. El conjunto, motor, cambio, chasis, unos frenos potentes e infatigables, así como la suspensión que no resulta incómoda ni con el programa Sport seleccionado, son los elementos perfectos para crear un coche al que con otro motor, como el de la versión sDrive35is, se le sacaría muchísimo más rendimiento dinámico, aunque la diversión con el motor más pequeño de la gama está totalmente asegurada.
Entrados en la prueba, el BMW Z4, podemos decir que es un coche que se siente, en el que las reacciones del mismo las percibes enseguida, no solo por la posición de conducción, que ya hemos comentado y que es muy deportiva, sino por las reacciones del coche, dadas sus medidas, su configuración y su carácter.
Apostamos por una carretera en la que nuestro equipo de pruebas conduce a menudo, para ver el comportamiento del Z4, y lo primero que te hace sentir, es que puedes confiar plenamente en él, aun siendo un tracción trasera, pues el comportamiento es bastante noble.
La dirección ayuda mucho, pues es muy directa y lleva al vehículo por donde lo quieras llevar, y la sensación que tienes es que traza las curvas como si las dibujara. Aunque está claro, que no podemos olvidar, que el Z4 es un tracción trasera, y que si lo intentas llevar al límite lo puedes conseguir, encontrado a una trasera que quiera sobrevirar en aquellas curvas más cerradas en las que hundimos el pedal del gas hasta el fondo, aunque será entonces cuando el ESP entre en funcionamiento y te hará recordar lo que llevas entre manos.
Si de verdad quieres disfrutar de la verdadera esencia de este Z4, entonces quita la capota, sube el volumen de la música, y disfruta del viento en la cara, ya que no hay sensación más agradable al volante de este coche, que ver los paisajes que ofrece la carretera y sentirlos a la vez.
Nuestra valoración para el Z4, es de Notable, quizás un motor con algo más de garra le hubiera dado un sobresaliente, pero es algo, que cualquier persona interesada en adquirir este coche, puede hacer, ya que existe la posibilidad de optar por tres motores de mayor potencia con los que el disfrute estará asegurado. Nos ha agradado su talante deportivo, pero noble a la vez, así como la facilidad de conducción, pero lo que más nos ha encantado es saber que tienes un coche, con carrocería roadster, con el que gracias a su techo retráctil, puedes disfrutar con él, en las cuatro estaciones.
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