La Défense de París se prepara para albergar nuevos rascacielos, plazas, zonas verdes, hoteles, una mayor oferta residencial y un gran centro comercial ampliado y renovado. Todo ello coronado con una gran torre de más de 300 metros, denominada Signal.

El plan renove del distrito de negocios empezó a idearse en 2005, pero fue un año más tarde cuando Nicolás Sarkozy, siendo presidente de EPAD, el estamento público para el desarrollo de La Défense, planificó la realización de 450.000 m2 de oficinas y 100.000 m2 de viviendas nuevas. En julio de 2007 se lanzó el proyecto, cuyo proceso de presentación finalizó el pasado mes de abril con Patrick Devedjian, como presidente de EPAD y con el respaldo del presidente de la República, Nicolás Sarkozy.

El proyecto incluye reformas de edificios obsoletos, la demolición y construcción de nuevas torres, la creación de una fuerte seña de identidad (Torre Signal), el incremento de la oferta residencial, la finalización de la carretera de circunvalación del distrito, la mejora de los accesos en transporte público y la dotación de vida fuera de las horas de oficinas.

La historia de La Defense
En 1958, París carecía de oficinas. Preocupado por proveer a la capital de un entorno de negocios adecuado, el Estado francés llevó a cabo la mayor operación de planificación de la ciudad en toda su historia, creando el organismo EPAD basado en tres pilares fundamentales: el uso arquitectónico, la innovación urbana y el desarrollo responsable. Cincuenta años después La Défense sigue teniendo muy presentes esos tres valores.
La compañía petrolera ESSO fue pionera en el área, ya que en 1956 empezó a construir el primer edificio de oficinas del futuro distrito financiero en el corazón de donde ahora está situada La Défense. En 1958 se construyó CNIT (Centre Nacional des Industries et des Techniques), un edificio con una plancha de cemento de 218 metros de largo suspendida por tres puntos de anclaje, que se convertiría en el primer emblema de la zona.
Casi 30 años más tarde, en 1989, la aparición del Gran Arco (Grande Arche), diseñado por el arquitecto danés Otto von Sprechelsen,  basado en un cubo hueco de 110 metros de altura, marcó la entrada de La Défense en la edad adulta.
La Défense está habitada en la actualidad por unas 20.000 personas, cuenta con 2.600 habitaciones de hotel, trabajan en sus oficinas más de 150.000 profesionales en 2.500 compañías y recibe cada día alrededor de 400.000 visitantes. Aquí se encuentra también Les Quatre Temps, el segundo mayor centro comercial de Francia, propiedad de la compañía franco holandesa Unibail-Rodamco, que el pasado mes de abril reabrió sus puertas con una superficie total de 130.000 m2, tras un gran proceso de metamorfosis iniciado en 2004.
La Défense fue construida en torno a la idea básica de mezcla urbana: unidades residenciales, tiendas, restaurantes, terrazas, espectáculos, turismo, bellas artes…
 
Una de las premisas del actual proyecto de renovación consiste en dinamizar la vida diurna y nocturna del lugar.

La Torre ‘Signal’
El pasado mes de mayo se produjo la designación oficial del proyecto ganador de la Torre Signal, el rascacielos que está destinado a convertirse en el símbolo de la renovación del distrito financiero parisino y que con 301 metros de altura coronará a partir del año 2014 el nuevo skyline de La Défense.

El arquitecto francés ganador del Premio Pritzker 2008 Jean Nouvel, diseñador de la Torre Agbar de Barcelona o la ampliación del Museo Reina Sofía de Madrid, resultó vencedor entre más de 35 proyectos liderados por arquitectos tan prestigiosos como Norman Foster o David Libeskind. El proyecto ganador tiene como inversor a la sociedad Medea, filial en Francia de Metrovacesa, y como promotora a la empresa española Layetana Inmobiliaria, que puso en pie en 2004 en Barcelona la Torre Agbar del propio Nouvel.

La nueva torre, que costará alrededor de mil millones de euros,tendrá una superficie total de 140.000 m2, de los cuales 50.000 serán destinados a oficinas, 33.000 a viviendas, 39.000 a servicios hoteleros y el resto, a equipos públicos, comercios y restaurantes. 
Fuente: Carlos Garcíoa León para Expansión