Con esta compra Vodafone espera lograr sinergias de costes e inversiones en capital (capex) de aproximadamente 240 millones de euros anuales, antes de los costes de integración y una vez transcurridos cuatro años del cierre de la operación, lo que supone un valor actual neto, integrando los costes, de 2.000 millones de euros. Además, la firma espera sinergias en ingresos por un valor actual neto de 1.000 millones de euros.
Vodafone cuenta actualmente con cerca de 14 millones de clientes de telefonía móvil, unos 900.000 clientes de fijo, y alrededor de 2,5 millones de usuarios de ADSL.
Ono tiene 1,08 millones de clientes de móvil, 1,53 millones de clientes de Internet y 1,8 millones de clientes de telefonía fija.
ONO, que está empezando a desplegar su propia red de fibra óptica, está controlada por varios fondos de inversión que recientemente han aprobado la salida a Bolsa de la compañía. Sus principales accionistas son CCMP Capital (15,2 %), Providence Equity Patners (15,2 %); Thomas H. Lee Partners (15 %), Quadrangle Capital Partners (9 %), General Electric Structured Finance (9 %); Caisse de Dépot et Placement du Québeq (6,8 %); Multitel (6 %); Val Telecomunicaciones (5,4 %), OTPP Power Luxembourg (4,8 %), Grupo Santander (4,4 %), Sodinteleco (3,9 %), Northwesterm Insurance Mutual Life Company (2,3 %) y Bregal Co-Invests (1,4 %).
La transacción valora a Ono en 7,5 veces el Ebitda. Ono cerró el pasado ejercicio con unas pérdidas de 24,68 millones de euros, frente al saldo positivo de 52,3 millones de euros del año anterior, mientras que sus ingresos totales mejoraron un 1,6% en 2013, hasta los 1.598 millones de euros.
Vodafone afirma que la compra acelerará la estrategia a la hora de ofrecer servicios de comunicación unificados en un mercado europeo altamente convergente, lo que proporciona una significativa ventaja en el desarrollo de la redes y es complementario con el programa de despliegue de fibra óptica hasta el hogar (FTTH) que está llevando a cabo el grupo en España.