Desde que viera la luz por primera vez, cuando fue presentado en 2002, sigue siendo un icono dentro de la casa BMW, a la vez que un coche especial por su concepto de roadster biplaza, que ahora, en estas últimas generaciones dispone de un techo rígido. El año pasado, y con un mínimo restyling en lo que a pequeños cambios de diseño se refiere, se actualizó también la gama de motores.
Lo primero que nos llama la atención de este coche, es su largo e imponente morro, a la vez que sus contenidas medidas y la escasa altura al suelo, más propia de un BMW i8, que cuenta con 1.291mm. Todo ello unido al pack M que lucía esta unidad de pruebas, le confieren un aire más que deportivo a todo el conjunto.
En la parte delantera, encontramos las dos típicas riñoneras de BMW, dos faros redondos dobles con tecnología LED, así como un faldón de singular diseño que le otorgan al Z4 una mirada de lo más atrevida.
La vista lateral de este coche, con o sin techo, es atrevida, atractiva a la vez que llamativa, y dónde BMW ha sabido conjugar muy bien el paso del tiempo con un diseño estilizado. En la trasera, los nuevos pilotos que están dotados también de tecnología LED, situados ahora en una posición más alta, dibujan cuando están encendidos, el final del coche.
Abrimos la puerta, entramos dentro, nos sentamos, y gracias a los numerosos reglajes de los asientos, que son realmente cómodos para realizar largos viajes, encontramos la posición de conducción ideal, claro está, es realmente deportiva, pues vamos literalmente pegados al suelo y en una posición muy retrasada con respecto al eje delantero del coche.
La calidad de acabados y materiales, es un estándar de la marca, y aunque no es un habitáculo lujoso, está muy cuidado y desdeña un diseño retro, como podemos ver en los mandos del climatizador.
El volante de tres radios multifunción, tiene el grosor ideal, un tacto de la piel muy agradable y agrupa algunas de las principales funciones del sistema de sonido, así como el control por voz o el teléfono. El cuadro de mandos, se dispone en dos esferas, una de ellas para el velocímetro, tarado hasta los 280 km/h y otra para el cuenta revoluciones, separadas ambas, por una pequeña pantalla digital sirve de apoyo como ordenador de a bordo.
La consola central cuenta con unas preciosas molduras en madera, agrupa los mandos del climatizador y el equipo de sonido. En la parte más alta, y de forma escamoteable encontramos una pantalla de 6” donde podemos ver el sistema de navegación, la conexión al teléfono, los sistemas BMW ConnectedDrive y el sistema de infoentretenimiento al completo.
A la altura de nuestro brazo derecho, encontramos el selector del cambio, así como el mando para cambiar el modo de conducción entre Sport o Confort que modifican el tarado de la suspensión así como la respuesta del acelerador y la posibilidad de desconectar por completo del DSC y el control de tracción.
Si algo merece en este coche una mención especial, es el techo retráctil, cuto diseño no está reñido para nada con el gran trabajo que BMW ha conseguido para insonorizar el interior del habitáculo de los ruidos que provienen del exterior. Está compuesto de tres piezas, que en tres maniobras de aproximadamente 22 segundos, se repliega en el maletero, pudiendo hacer dicha maniobra en marcha hasta una velocidad de 30 km/h.
En la parte trasera encontramos el maletero cuyo volumen es de 310 litros y de 180 con el techo guardado en su interior. Para ganar espacio, el Z4, dispone de algún que otro hueco como el de la consola central, o en los laterales de las puertas, así como uno tras los asientos delanteros, que dispone de una pequeña red para guardar pequeños objetos.
El corazón que anima a este BMW Z4 es un motor de 4 cilindros, de 2.0 litros con tecnología Twin Power Turbo, que desarrolla 245 cv, a la vez que un par motor de 350 Nm, disponible entre las 1.250 rpm y las 4.800 rpm, lo que convierte a este propulsor en un muelle, es decir, es un motor elástico y muy aprovechable en el rango que hay entre las 5.000 y las 6.000 rpm.
Para este motor BMW, ha escogido la caja de cambios automática de 8 velocidades que bien puede ser utilizada en modo secuencial, si quieres sacarle más provecho a todo el conjunto y disfrutar de una conducción un tanto más briosa.
El nivel de eficiencia del motor se ve claramente reflejado en las cifras de consumo, ya que podemos hablar de 6,8 litros a los 100, cifra homologada por la marca, y de 9,3 litros, como fue nuestro caso, si lo haces conduciendo de forma deportiva. Sus prestaciones, consiguen lanzarlo hasta los 250 km/h y es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 5,7 segundos.
Entrados en la prueba, el BMW Z4, podemos decir que es un coche que se siente, en el que las reacciones del mismo las percibes enseguida, no solo por la posición de conducción, que ya hemos comentado y que es muy deportiva, sino por las reacciones del coche, dadas sus medidas, su configuración, su carácter, así como por una dirección que transmite al volante todo lo que haces.
Apostamos por una carretera en la que nuestro equipo de pruebas conduce a menudo, para ver el comportamiento del Z4, y lo primero que te hace sentir, es que puedes confiar plenamente en él, aun siendo un tracción trasera, pues el comportamiento es bastante noble, salvo que desconectes el control de tracción, y evidente es, que la trasera querrá asomar por tu puerta, aun así, y para llegar a ese extremo, la verdad es que tiene bastante margen. La perfecta combinación entre una apuesta apunto de chasis perfecta, frenos y suspensión, a veces te hacen olvidar de lo que llevas entre manos, pensando que la M del anagrama del volante, se convierte en un rugido que oyes a través de los escapes.
Si de verdad quieres disfrutar de la verdadera esencia de este Z4, entonces quita la capota, sube el volumen de la música, y disfruta del viento en la cara, ya que no hay sensación más agradable al volante de este coche, que ver los paisajes que ofrece la carretera y sentirlos a la vez. Nosotros nos aplicamos el cuento, conduciendo hacia el Montseny, donde como podréis ver en las fotos nos adentramos en las fagedes para disfrutar de un verdadero paisaje otoñal. Por otra parte, y como no queríamos desaprovechar la ocasión, ¿Qué hay mejor que disfrutar de una preciosa puesta de sol? Pues la compartimos también con nuestro Z4.
La perfecta combinación que BMW ha creado con el Z4, y siendo egoísta claro está, porque es un coche para dos, sin apenas maletero, nos hacía dudar de como valorarlo, aunque en nuestra anterior prueba le dimos un notable, hoy le subimos la nota a un sobresaliente, ¿Por qué? Por lo que es capaz de hacerte sentir y de cómo te lo hace sentir, sencillamente por esa razón. Es el compañero ideal para disfrutar de tu pareja, de revivir momentos especiales acompañado del sol, del viento, de preciosos paisajes y de bonitas puestas de sol, y del lema de BMW, ¿te gusta conducir?, pues al volante del BMW Z4, os aseguramos que os gustará.
Escrito por, Miguel Angel Solá
Agradecimientos
• BMW Group Prensa
• Fotografías: Miguel Angel Solá
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