El arquitecto diseñó en un principio tres casas sobre el citado terreno por encargo de Procisa (tal y como podemos ver en la web del equipo de arquitectos). Torres ya había trabajado para Luis García Cereceda, proyectando mansiones de más de 10 millones de euros en la urbanización La Finca, en Pozuelo de Alarcón (Madrid), una de las más elitistas de España.
Cereceda, que labró su fortuna durante los años del boom inmobiliario del Madrid de los 80, ha sido uno de los constructores mejor relacionado con el Partido Socialista y mantiene una estrecha amistad con Felipe González (de hecho, su actual novia, María del Mar García Vaquero, 50 años, fue pareja de Cereceda años atrás).
El promotor, dueño también del restaurante Zalacaín, uno de los más selectos de la hostelería madrileña, quiso construir una urbanización en Tánger a la que bautizaría como la Finca Maharambú. «Los problemas con los permisos y una inversión muy importante en la República Dominicana le obligaron a abandonar el proyecto», informa un empleado de la promotora.
Al final sólo se pudieron construir dos casas sobre la playa de Jbila, la de Felipe González, y otra igual que está a la venta por 1,6 millones de euros, pero se entrega en su estado actual, sin terminar. Sólo está construida la estructura de la casa (cimientos, paredes y techos) y todavía tiene el ladrillo visto, por lo que el comprador debe asumir el resto del proyecto: terminar la casa y hacer desde cero la piscina, los patios, el jardín y las techumbres que llegan hasta la playa, entre otros elementos.
De ahí que el valor final de la vivienda pueda superar los 2,5 millones de euros. Además, Felipe González «tiene que ser informado del posible comprador de la casa» para evitar un vecino incómodo, según fuentes de la promotora. En el proyecto inicial, las casas eran para una misma familia, motivo por el que los jardines se comunican.
Las dos viviendas se levantan en la zona más exclusiva de Tánger, al sur de Las Grutas de Hércules. Sobre esas cuevas, en las que -dice la mitología- descansó Hércules después de separar los continentes de África y Europa, se ubica el espléndido hotel Le Mirage, al que el ex líder socialista acude a descansar dos veces al año. La última vez, se le vio en compañía de García Vaquero y su gran amiga Mar Flores. Bajo el hotel está el balneario privado del Rey Mohamed VI. En un terreno adyacente, la residencia de una de sus hermanas. A continuación, encontramos una finca de varias hectáreas propiedad de la familia real saudí, que cuenta con un palacio principal y varias casas para el séquito que veranea con el monarca.
La siguiente parcela es la de Felipe González. Esto significa que la seguridad no va a ser un problema, ya que la zona es un búnker, sobre todo en las etapas en las que los reyes de Marruecos y Arabia Saudí veranean allí. De todas formas, el político aún mantiene su escolta y dispone de un coche con chófer para desplazarse por la urbanización.
La casa aún no está registrada, pero sí la parcela, que aparece en el registro de la propiedad de Tánger a nombre de Ialcon Consultoría S.L., la empresa que creó Felipe González en 2001 y en la que figura como administradora su hija María González Romero. Precisamente, la sede social de Ialcon Consultoría S.L. está en la residencia de la joven en Somosaguas, urbanización donde también se erige el chalé que el ex presidente compartió con su ex mujer Carmen Romero hasta que se hizo pública su separación en noviembre de 2008.
Desde entonces, vive en la capital junto a su novia María del Mar García Vaquero, una empleada de la división de banca privada de La Caixa, en un suntuoso piso en la calle Velázquez que pertenece a el empresario Pedro Trapote.
Felipe González mantiene una estrecha relación con Mohamed VI desde que el ex presidente español trataba con su padre Hassan II los asuntos que concernían a los Gobiernos de España y Marruecos. Ya como ex presidente, el ex líder socialista se ha dedicado a abrir puertas a potentes empresarios que quieren extender sus negocios en América Latina y Marruecos. Un ejemplo de ellos es la reunión que mantuvieron, en enero de 2006 en Marruecos, Mohamed VI, Felipe González y su intimo amigo, el magnate mexicano Carlos Slim, que quería introducir su compañía telefónica, Telmex, en el país magrebí.
Fuentes que han seguido la concesión de la licencia coinciden en que los problemas para construir sobre la playa se solventaron gracias a la intervención directa del ex presidente español.
Tanto los guardias de seguridad del complejo palaciego saudí como los empleados del hotel Le Mirage saben quién será su futuro vecino. Preguntados por qué han podido construir tan cerca de la playa, no dudan en responder: «Aquí eso sólo lo puede hacer el rey o un amigo del rey». Junto a la carretera hay un cartel que dice en árabe y francés Playa de Jbila, pero detrás ya no se ve la playa, sino dos moles de hormigón con inmejorables vistas.
Fuente: http://ww.a-cero.com/
Fuente: Javier Chicote, VEO7, El Mundo.