Martin Boyce (Hamilton, Escocia, 1967): el profesor de la Escuela de Arte de Glasgow, ha convertido una de las salas de esta galería del nordeste de Inglaterra en esa arboleda que escenifican las "hojas" de metal blanco colgadas de las luces del techo, y toman a las columnas de la habitación como troncos imaginarios. Ese espectacular despliegue enmarca a la protagonista central de la instalación, la variación escultórica elaborada a partir de una mesa de trabajo de diseño modernista.
Los paisajes que nos muestra Martin Boyce en sus instalaciones escultóricas están a medio camino de muchos sitios. Son espacios por los que nos invita a pasear, a interactuar con los distintos elementos, paisajes que devienen en espacios psicológicos con apariencia de una realidad en la que el concepto de utopía permanece y se hace visible. Espacios y lugares construidos a base de elementos metálicos, luces de neón, fluorescentes que quieren ser árboles, cristal y otros materiales reunidos para contarnos su particular story-telling, reforzado con unos títulos que implican una historia alejada de la forma o la función de los objetos que estamos viendo.
El premio Turner reconoce al artista británico menor de 50 años autor de la mejor exposición del año. Este año se falló el premio desde la prestigiosa galería Baltic en Gateshead.
Los finalistas de esta edición fueron el pintor George Shaw, la escultora Karla Black y la videoartista Hilary Lloyd que recibirán 6.000 euros como premio.
Shaw, profesor de arte en el Royal College of Art de Londres, se inspira en el paisaje de los suburbios de su Coventry natal. Utiliza el esmalte que suele utilizarse para decorar las maquetas de aeroplanos, el artista se enfrenta a las imágenes de su infancia con desoladores bloques de protección oficial, ventanas rotas, árboles carbonizados y la notoria ausencia de personas.
Karla Black, maestra de arte y filosofía también en Glasgow, confronta la escultura, "que es real, está presente y es física", a la pintura "creada para llevarnos a otro lugar". Utiliza pintura en polvo de tonos pastel y productos de baño para crear unas esculturas "cromáticas y táctiles", que incluso huelen.
La videoartista Hilary Lloyd explora los vínculos entre imagen, sonido y formas escultóricas. La obra de esta escocesa busca reflexionar sobre los espacios urbanos y los lugares cotidianos en instalaciones pensadas para interactuar con el público, y utiliza los equipos tecnológicos como un medio escultórico.