El Estado luso controlaba una participación del 60% de la entidad después de inyectar 1.100 millones de euros en 2013, de los cuáles 700 se convirtieron en acciones y 400 a través de "CoCos" (un instrumento de capital híbrido). De éstos, el Banif sólo devolvió 275 millones y falló en reembolsar otra partida de 125 millones. La entidad cuenta con unos 6.000 millones de euros en depósitos y emplea a cerca de 2.000 trabajadores.
La oferta del Santander se impuso a otras cinco propuestas que habían sido presentadas para adquirir el banco portugués, entre las que figuraba también el español Banco Popular., y estaba marcada por la urgencia debido a la entrada en vigor el 1 de enero de un cambio normativo a nivel europeo que obliga a accionistas, acreedores y ahorradores con depósitos superiores a 100.000 euros a responder en caso de quiebra.
"Las autoridades nacionales decidieron hoy la venta de la actividad del Banif y de la mayor parte de sus activos y pasivos al Banco Santander Totta (filial del grupo en suelo luso) por 150 millones de euros", señaló el Banco de Portugal en un comunicado. La entidad reguladora precisó que será transferida al grupo español "la generalidad de la actividad del Banif a excepción de activos problemáticos, que serán trasladados a un vehículo de gestión de activos". "En Banif permanecerá un conjunto muy restricto de activos, que será objeto de una futura liquidación, así como las posiciones de los accionistas, de los créditos subordinados y de las partes relacionadas".