Paralelamente, estas entidades financieras mantuvieron conversaciones con Joaquín Rivero, presidente y principal accionista de Gecina, toda vez que a la escisión de la compañía, le queda el fleco de la entrega de distintos edificios ubicados en Francia, a la pata española que resultó de dicha escisión que se quedó con el nombre de Metrovacesa. Posteriormente a estas conversaciones, Gecina hizo un comunicado en el que informaba que posponía la entrega de dichos inmuebles, hasta conocer el resultado de la toma de control de Metrovacesa por los bancos.
Una vez tomado el control, los bancos decidieron que la gestión de Metrovacesa estaría en manos del Santander que designará como consejero delegado a Eduardo Paraja, no en balde su participación más la de Banesto suman el 22 por ciento, frente al 11 por ciento de cada una de las otras entidades. La presidencia no ejecutiva se reservaba para BBVA que designará a Vitalino Nafría.
Por otra parte, es conocido que Rafael Santamaría no podría estar digiriendo la compra de Urbis, en las circunstancias actuales del mercado residencial, sin la ayuda de Banesto. El banco y Reyal Urbis crearon la sociedad Promodomus, 51 por ciento de la entidad financiera y 49 de Reyal Urbis, que adquiere distintas promociones de Reyal Urbis que no se consiguen vender en el mercado.
Finalmente queda Gecina, controlada por Rivero y Soler, sin problemas conocidos a la vista, pero que se mueve como todos, en las aguas turbulentas de un mercado que empeora cada día. Las acciones de la sociedad perdieron un 54 por ciento durante el año pasado y que tiene relación con Metrovacesa por el fleco que queda por terminar de la escisión, además de que algunos de los bancos prestamistas de Rivero y Soler son Caja Madrid y Santander respectivamente.
Fuente: europapres