No es una escena nueva. La población de la Costa del Sol, en especial los habitantes y visitantes de la zona conocida como la milla de oro, son testigos cada año del aterrizaje de numerosos miembros de la aristocracia saudí. Y con ellos también aterrizan en Marbella y sus alrededores la fastuosidad, los petrodólares y las posibilidades de conseguir un puesto de trabajo más que bien remunerado para la población marbellí. Es lo que ocurre siempre con cada visita de los príncipes o reyes saudíes a la provincia. Con este motivo, los saudíes instalados en la Costa del Sol esperan que la presencia de integrantes de la Casa Real (con más de 4.000 príncipes y princesas) sea más numerosa que de costumbre. Junto a ellos viajan sus cocineros, criadas, escoltas, niñeras.
En tiempos del rey Fahd, el poderío económico de estas familias se hacía notar en las calles y se calculaba que los saudíes gastaban cada día en la ciudad unos cinco millones de euros en la compra de piezas de alta joyería, relojes, alquiler de vehículos de alta gama o colecciones completas de los diseñadores más elitistas.
No es de extrañar, pues, que numerosos comercios y alguna que otra gran superficie no duden ni un minuto a la hora de cerrar sus puertas y ofrecerles a tan generosos consumidores una atención exclusiva, personalizada. Otras veces son ellos mismos quienes, por razones de seguridad, piden la ausencia de otros compradores en el establecimiento elegido.
Fuente: Rebeca Tobelem / Málaga