Esta circunstancia convierte nuestro país en el segundo en el que más ha crecido la intención de compra. Si en el segundo trimestre de 2014 estábamos a la par con Portugal y Grecia, y por detrás de Italia, hoy solo nos supera Chipre, que ha pasado de ser el país menos deseado para la inversión al mercado con más crecimiento relativo en apenas seis meses.
El estudio apunta a las dramáticas caídas de precios en los mercados bañados por el Mediterráneo como principal razón del aumento de la demanda de propiedades por parte de los inversores del gigante asiático. Además, esta circunstancia se ha apoyado en un incremento de la riqueza de los ciudadanos chinos y los programas de visados a cambio de inversión que han instaurado la mayoría de estos países.
A los chinos también les atrae el estilo de vida mediterráneo y les resulta mucho más sencillo y económico acceder a viviendas de lujo en las naciones del sur de la UE que en otros mercados más tradicionales, como el británico.
Pese al incremento del interés, Chipre, España, Grecia, Italia y Portugal no se encuentran entre los principales destinos de la inversión inmobiliaria china fuera de sus fronteras. Mercados como Estados Unidos, Australia, Canadá, Reino Unido o Nueva Zelanda continúan siendo sus mercados internacionales preferidos.
intención de compra de inversores chinos en la cuenca mediterránea
Precios vs ‘golden visa’
En el caso de España, la intención de compra ha crecido un 88% entre el primer y el segundo trimestre de 2015. Además, el precio medio de las propiedades que compran estos inversores también ha crecido un 26% en el mismo periodo, pasando de los 819.440 dólares (unos 728.000 euros) a 1,03 millones de dólares (algo más de 920.000 euros).
En nuestro país el importe mínimo de la inversión en activos inmobiliarios para obtener la llamada ‘golden visa’, permiso de residencia en España pero que da acceso a todos los países de la Unión Europea, es de 500.000 euros.
Para Fernando Encinar, jefe de estudios de idealista, “el ajuste de los precios y las buenas perspectivas económicas en España atraen la inversión de este gigante asiático cuyo interés en nuestro país ha crecido exponencialmente en los dos últimos años”.
En este sentido, apunta que “los intentos del Gobierno por atraer la inversión extranjera, con la ley de emprendedores como máximo exponente, no han tenido gran repercusión entre los inversores chinos”.
¿Cómo es el comprador chino?
No existe un perfil tipo del inversor chino. Fernando Encinar asegura que “tampoco hay un producto único: pueden ser locales para realquilar, oficinas o pisos baratos, pero también existe interés por la vivienda de lujo, donde según nos comentan algunos de nuestros clientes, las ventas a inversionistas chinos crecen en incrementos de dos dígitos”.
Además, reconoce que “aunque las agencias están haciendo un gran esfuerzo de adaptación, sobre todo en los últimos años, muchas de ellas no están preparadas para atender esta demanda. La falta de conocimiento sobre la cultura, el idioma y el comprador chino dan al traste con muchas operaciones”.
Encinar también recuerda que “en otros países, como EEUU o Australia, los profesionales llevan años tratando con los inversiones asiáticos y cerrando operaciones. Este incremento de la demanda está obligando a los inmobiliarios españoles que quieran llevar a puerto sus negociaciones, a realizar un esfuerzo extra y adaptarse a los usos y costumbres de los nuevos compradores”.
¿Dónde invierten?
La evolución de los precios en los principales mercados españoles parece haberse estabilizado y en algunos casos recuperado la senda alcista. Concretamente en Madrid, Barcelona, Marbella y Valencia, las ciudades elegidas por los ciudadanos chinos para comprar vivienda en España, la evolución interanual ya muestra cifras positivas.
Barcelona es la ciudad española que ha mostrado una mejor valoración entre los compradores chinos a lo largo del último año, según los datos de Juwai. Sin embargo, en el segundo trimestre de 2015 Valencia ha superado por primera vez a la capital catalana en intención de compra.
Fuente: idealista