Clodoaldo Cortés, de origen salmantino, fue un adelantado a su tiempo: además de apostar por la alta cocina clásica en plena posguerra española, concibió Jockey como un club semiprivado, donde ofrecía al cliente la posibilidad de reservar con antelación sus salones, una opción revolucionaria para la época.
Además, fue uno de los restaurantes españoles pioneros en obtener una estrella Michelin en los años setenta y figuró como uno de los primeros tres locales en recibir el segundo premio de la guía gala: en 1977, Jockey, Reno (Barcelona) y Arzak (San Sebastián) fueron reconocidos con dos estrellas, por primera vez en España.
Tras curtirse en el Hotel Ritz, donde ascendió de ayudante a primer mâitre y se movió por París y Londres, Clodoaldo Cortés abrió Jockey empapado de las tendencias europeas. Por sus mesas, han pasado aristocracia y realeza: y su asiento corrido facilitó contactos de negocios con los vecinos de mesa.
Jockey, con estrella Michelin hasta 2000 y que sirvió 2.000 cubiertos en el pabellón español de la Feria Mundial de Nueva York de 1964, exige el uso de etiqueta al comensal. “Agradecemos a nuestros distinguidos clientes su colaboración, al dejarnos brindarles la posibilidad de ofrecerles prendas de vestuario necesarias para la proyección de la imagen deseada en nuestro establecimiento”, anuncia su web.
Frecuente punto de reunión de comidas de negocios en Madrid en las últimas décadas y con un equipo de 32 personas, este local clásico ofrece un menú diario de 80 euros incluidos vinos.
El establecimiento cuenta con tres plantas: el sótano, destinado a almacenes, pastelería, cuarto frío, garaje y dependencias del personal; el piso al nivel de la calle, con el restaurante (con una sala para 90 comensales), la cocina y el área de administración; y la primera planta, con los salones privados, con capacidad para 160 clientes.
Fuente: Marta Fernández